¿Has pensado que se puede mejorar tu salud o tratar a través de tu boca la migraña, dolores de espalda y cuello, insomnio y otros síntomas? ¿Cómo? Con Terapia Neural.
Todos tenemos nuestros propios mecanismo de regulación para prevenir enfermedades o curar enfermedades, pero en un momento y en una persona dada, una irritación del sistema nervioso vegetativo puede causar cambios patológicos que provocan enfermedades en otra parte del cuerpo, allí donde hay predisposición a la disfunción.
La causa de la irritación, muchas veces, se encuentra en la boca: muela del juicio incluida, cicatriz tras una cirugía, infección dental o de encía, metales pesados de corona o empastes negros de amalgama, etc.
La Terpia Neural busca neutralizar estas irritaciones que desencadenan la enfermedad o disfunción. Para ello aplicamos un anestésico local, llamado procaína, allí donde la red nerviosa haya sufrido la irritación.
Pero no es la sustancia en sí la que provoca cambios o cura, sino el correcto impulso eléctrico en el lugar exacto. Eliminando las irritaciones del sistema nervioso, se pretende reactivar los mecanismos de regulación para que cada uno lleve a cabo sus propios procesos autocurativos.
La procaína ha sido usada durante casi 50 años como un anestésico local por sus propiedades no tóxicas y su biocompatiblidad tisular.
Este anestésico colocado en cantidades pequeñas en posibles campos interferentes o donde sospechamos que hay una irritación, repolariza y estabiliza el potencial de la membrana celular afectada.
Con ello surge la posibilidad de recuperación de la función interferida en todos los circuitos de nuestro mecanismo de regulación (neural, humoral, celular, hormonal, etc.).
Estos efectos terapéuticos en Terapia Neural se logran con cantidades y concentraciones de procaína que están por debajo de su efecto anestésico, siendo mucho menos tóxico y sin efectos secundarios.
Se considera a los hermanos Huneke los padres de la Terapia Neural en 1928, cuando dieron a conocer al mundo de la medicina la existencia de "desconocidos efectos a distancia de los anestésicos locales". Para entonces ya se habían conseguido éxitos curativos sorprendentes aplicando procaína en zonas de segmentos de una enfermedad.
Pero mucho antes, en el siglo XIX, por un lado Pavlov demuestra la influencia coordinadora del sistema nervioso sobre todas las funciones orgánicas, y por el otro lado, Schleich ya infiltraba soluciones de procaína para el tratamiento de lumbalgias, reumatismos y neuralgias.