
Ayer un paciente, o mejor si me invento la palabra y le llamo “actiente”, me preguntaba por qué se le pudren los dientes por dentro, sin que se vea nada por fuera y después se le van rompiendo los dientes a trozos.
Me alegro cuando alguien se pone a pensar en las causas y no solo en hacer carillas o fundas para tapar el problema.
Hablamos de sus problemas de ansiedad, de sus conflictos con su madre y de sus miedos. Enseguida entendió que todo ello le afecta a la boca.
Me gustaría dar las gracias a las personas como él, por acompañarme en este camino de cambio de dimensión, de prioridades y de la manera de ver la salud y la vida.
Hipócrates y otros filósofos griegos ya sabían sobre la influencia de las emociones en el proceso de la enfermedad y su evolución. Por eso, trataban a las personas en su totalidad: cuerpo, mente y entorno.

Actualmente, cuando nos detenemos a pensar en la persona que nos pide ayuda, a menudo vemos relación entre la alteración del sistema inmune con la depresión, pérdida de un ser querido o la ansiedad, pero no siempre lo tenemos en cuenta a la hora de tratar y acompañar a esa persona.
Numerosos estudios indican que la mayoría de los procesos cancerígenos, degenerativos o neurológicos ocurren tras un cambio social estresante como la muerte de un familiar o una separación sentimental, ya que disminuye la función de linfocitos durante unas semanas. Pero, la mayor disminución del sistema inmunológico se ha visto cuando se siente indefensión, impotencia o desesperanza ante una situación que genera sufrimiento.
No todos respondemos igual ante el mismo hecho. La respuesta neural y hormonal es individual ante la misma situación y dependiendo de los factores culturales, sociales, psicológicos, genéticos, etc., cada persona hace su propia interpretación.
Es cuando requerimos una gran capacidad de adaptación psicológica y conductual. La activación del sistema nervioso y hormonal nos mantiene en un estado de permanente tensión que no siempre podemos descargar. A veces, podemos relajarnos si después de la activación y tensión, nos reímos o lloramos intensamente.
Si nuestra reacción es muy intensa u ocurre con mucha frecuencia, repercute negativamente en nuestro estado de salud y puede estar implicada en el proceso de generar una caries. Se ha visto que una conducta pasiva o contener esas emociones empeora la evolución. Si acumulamos tensión emocional en nuestra memoria, pueden aparecer miedos y angustias o somatizaciones a través del sistema nervioso vegetativo.
La Terapia Neural ayuda a neutralizar las irritaciones del sistema nervioso provocados por el bloqueo emocional y desencadena nuevas emociones, en busca de nuestro equilibrio interno. Así, el organismo se regula para aliviar o frenar el proceso de cualquier alteración o síntoma que tengamos, sean unas caries rampantes, sean llagas en la boca o sean anginas repetitivas. Es un tratamiento regulativo, integral y natural que os invito a probar a los que buscáis el estado de bienestar.